11 de febrero de 2019

Nuestra casa común - Our common home




Testimonio de nuestra Exalumna Ximena Michemberg, 
Buenos Aires, Argentina.

Testimony of our Ex-student Ximena Michemberg, 
Buenos Aires, Argentina.


Si la tierra nos es donada, ya no podemos pensar solo desde un criterio utilitarista de eficiencia y productividad para el beneficio individual. La tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán”. Laudato Si

Al ser ingeniera ambiental la gestión empresarial es lo esperable en la carrera profesional. Sin embargo, hace casi cuatro años descubrí el área de desarrollo sustentable y la adaptación de las comunidades a las consecuencias del cambio climático generado por el ser humano.
Descubrí mi llamado a poner mis conocimientos y empatía al servicio de los otros. No fue fácil ya que, lamentablemente, no es común en Argentina, pero logré ir creando mi propia carrera confiando en que nada me faltará. Este camino hizo que, el año pasado, sea seleccionada para un programa internacional que me llevó a Kenia por cuatro meses a trabajar con ONGs y comunidades de la zona rural de Meru. 
Habiendo ya vuelto hace un mes, miro hacia atrás y me doy cuenta de que más allá de las soluciones energéticas, de acceso a agua y agricultura que construimos juntos, el mayor impacto fue hacer sentir a las personas valoradas y escuchadas. 






Para muchos de nosotros esto es esencial y nos sale naturalmente. Yo creo que esto nos resulta así por haber crecido con el ejemplo de Santa Claudina y de las religiosas del JM. Sin embargo, cuando uno está en territorio interactuando con diversas organizaciones, lamentablemente se da cuenta que no es tan común. Al mes de encontrarme trabajando con la gente, teniendo la barrera del lenguaje y la cultura, me sentí igualmente muy conectada con ellos desde las señas y pocas palabras en inglés que ellos hablaban. Fue ahí cuando me di cuenta que necesitamos más profesionales que se animen a salir de las oficinas y trabajar en territorio para construir con la gente, empoderándolos, y así ayudarlos a salir de la vulnerabilidad donde están inmersos. 
Al final del viaje, tuve la oportunidad de asistir a la conferencia de las partes en el marco del acuerdo sobre el cambio climático de las Naciones Unidas. Esta experiencia me ayudó a experimentar, desde cerca, la internacionalidad del medio ambiente. 
Pero sobre todo me hizo dar cuenta cómo necesitamos de todos para construir un comportamiento más sustentable e inclusivo. Tenemos que dejar de poner en las manos del gobierno y tomar las riendas del cambio de paradigma que necesitamos para salvar nuestro planeta. Especialmente, debemos educar a los jóvenes, quienes son nuestro futuro esperanzador y son los que más energías tienen para poder combatir y ganar este gran problema.
"Since the world has been given to us, we can no longer view reality in a purely utilitarian way, in which efficiency and productivity are entirely geared to our individual benefit. Intergenerational solidarity is not optional, but rather a basic question of justice, since the world we have received also belongs to those who will follow us.” Laudato Si

In Argentina, being an environmental engineer means working in big companies and overseeing the compliance with the law. However, almost four years ago, I decided to start a new path in the sustainability area and the adaptation of vulnerable communities to the consequences of human-induced climate change. 
In this road I discovered my call, putting my knowledge and empathy at the service of others. This wasn’t easy, unfortunately in Argentina the environment and its relationship with the people’s livelihood are not a priority and they are not thought to be related or considered together in a public policy. Regardless the difficulty, I trusted God and put my professional path in his hands. 









This path led me in 2018 to Kenya, where I was selected to work as a four months consultant for several NGOs and communities in the rural area of Meru.
Now I look backwards, and I realize that the main footprint that I left was not the solutions to access to water, energy or agriculture, but the empowerment that I made the communities feel. 
Being brought up by the example of Saint Claudine’s life and the religious of JM, build up on me the importance of community and giving everyone their own voice. 
Unfortunately, this sense of empathy, engagement and empowerment is not that common in this world. Therefore, I realized the necessity of more people willing to work with and for others from a perspective of group work, putting the needs of others first, rather than our own expectations, and prioritizing the empowerment of the people we are working with.
At the end of my trip I went to the 24th conference of the parties in the United Nations framework of climate change.  This experience gave me the opportunity of living from the first row the international negotiations of this environmental issue, which later have consequences in everyone’s life. 
After all this trip, more than ever I am convinced that in Argentina and other developing countries we must enhance the environmental education. We need to teach everyone how to live in a sustainable way, why global warming is happening and how each one of us add to the change we need to mitigate this disaster. Specially, we need the youth, who are our hopeful future and who gives the energy we need to improve our present.

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