8 de mayo de 2019

“EL AGUA”



Por: Jimena Ávalos
Voluntaria de JM
en La Habana, Cuba


Durante la semana de receso para las escuelas en el mes de abril, en La Habana, Cuba, trabajamos con los niños y adolescentes del Centro Lucía, el tema giró entorno al conocimiento, la contaminación y el urgente cuidado del agua.

Fue una experiencia muy bonita porque ellos expresaron a través de su participación, con dibujos y escritos la conciencia sobre lo apreciada que es el agua y aún más nuestro Planeta y la responsabilidad que tenemos en la destrucción que le causamos.

Vimos cómo los animales del océano sufren a causa de la contaminación; tortugas comiendo plástico, enredadas, aves llenas de petróleo imposibilitadas de volar, el interior de un pez lleno de basura de todo tipo. La reacción de los niños fue conmovedora expresando en voz alta: “¡Qué pesados!”. Realmente empezaron a preguntarse por qué hacemos eso a los animales.

Se trabajó en la importancia de respetar por los elementos naturales. Vimos cómo en siglos atrás las culturas asignaban gran significado a ríos y lagos. Era un sacrilegio profanarlos, dado que Dios los había entregado como un regalo para nuestra supervivencia.

Surgió la siguiente pregunta: ¿Por qué si cuidamos nuestra casa, no cuidamos la casa más grande donde cabemos todos: nuestro Planeta? Para los niños la pregunta comenzó a tener sentido.

Vimos el océano como una de las partes más bellas de la creación, aprendimos que es incluso lo que más nos abarca; 2/3 del planeta Tierra está cubierto por océanos. Somos más que el Planeta Tierra, el Planeta Agua. Somos agua.

Los niños, por medio de dinámicas, obras, dibujos y videos, aprendieron lo importante que es el agua, debemos cuidarla y que con pequeñas acciones podemos realizar grandes cambios; nuestro Planeta todo lo vale.

“Si supiera que el mundo se ha de acabar mañana, yo hoy aún plantaría un árbol” (Martin Luther King Junior).

Escuchamos testimonios de personas que padecen no tener agua: En un lugar de Keina en África, hacía 10 años que no llovía; un campesino de Bangladesh muy exhausto regaba sus plantas pues la ciudad sufrió una larga sequía. Los niños comenzaron a sentir la experiencia de otros; gente que tiene
que caminar miles de kilómetros para abastecerse de agua potable, niños que mueren por falta de agua o por beber agua contaminada.

Después hicimos la experiencia más personal. Intentamos plantar un ajo porro con poca agua, dándonos cuenta de cuán importante es el agua para la agricultura, una de las actividades más importantes pues nos alimenta; limpiamos la Capilla y el patio pero no teníamos agua lo que hizo la tarea muy difícil y agotadora. Durante todo este tiempo no era posible ni siquiera beberla. Al día siguiente los niños escribieron cómo sería un día de su vida sin agua y dibujaron cómo se sentirían o algo que lo expresara; unieron un poco de agua con aceite, pintura y tierra, dándose cuenta de lo fácil que es contaminar y lo difícil que es limpiar. ¿Beberían esa agua? ¿Quedó igual de limpia? Es la pregunta que se les hizo al ver que no podían volver a tener agua como tal. Imaginaron el esfuerzo de limpiar un derrame de petróleo en el océano o salvar un arroyo lleno de basura.

En la última actividad les planteamos que escogieran un animal del océano. Éste sería su amigo y habrían estado platicando por largas horas. Él les contaba sus penas por la contaminación y les daba un consejo para cuidar el agua y nuestros océanos. Los niños dibujaron y colorearon a su amigo-animal, algunos le pusieron nombre, y junto a él le consejo que les daba.

Re afirmamos que los niños son el futuro de nuestro mundo y que en su corazón residen las fibras más sensibles y bondadosas para hacer de nuestro mundo uno mejor, como Dios quiere: justo, pleno, humano.


















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